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lunes, 12 de agosto de 2013

Diario Jaén:Quesada surge como un escenario lorquiano


Poesía, teatro y música estrechan vínculos en Madres, la primera obra del joven poeta quesadeño Francis Cifuentes, que se estrena hoy en su pueblo natal. El texto rinde homenaje a la mujer rural y muestra “lo que callan”. “Me sentiría orgulloso si ellas se emocionaran viéndola”, dice.
Algunas de las actrices de Madres habían interpretado a personajes de La casa de Bernarda Alba con otros grupos de teatro locales. A Cifuentes le encantaron sus papeles, y quiso contar con esas mujeres “de verdad” para su primera incursión como director teatral, Madres. 

No es una obra al uso. No, al menos, de las que abundan en las mentes de los autores noveles. Menos en los de veintipocos años, como Francis Cifuentes. Él tampoco es un escritor al uso. No solo porque lo suyo sea la poesía, ni porque haya encontrado en un pueblo de apenas seis mil habitantes —que es el suyo— una fuente de inspiración, sino por su manera de hablar de la mujer como un valor en sí misma, como raíz, sustento y yunque. De las que aguantan  sobre sus hombros derrumbe tras derrumbe, sin deslumbrarse con su estruendo. Por mostrar su admiración por ellas, como lo hizo el propio Lorca, con homenajes a través del arte.
Cifuentes entrelaza muchas formas de contar en Madres. Suyo es el guion de la obra—que se estrena hoy a las nueve de la noche en la Casa de la Cultura de Quesada—, escrito en verso, y suyos los poemas que acompañan a los monólogos y diálogos de una obra que, según él mismo reconoce, no podría haber escrito de no haber crecido en un pueblo como Quesada. 

“Siempre me ha atraído el mundo de la mujer de pueblo, de la mujer cansada de la vida, de la mujer coraje, de la que tiene venas como alambres. Las mujeres que se hacen duras en los pueblos después de ser auténticas esclavas”, explica el joven autor, de veintiún años, estudiante de Filología Hispánica.

Muestra diferentes estampas para narrar cómo se forja el carácter de estas hembras, y como lazo, la música que nace del piano de Tíscar Martínez Bayona. Liga piezas de autores como Debussy o Chopin para acompañar al espectador a través de las escenas de diferente —no poca— carga dramática. Los poemas que recita el propio Cifuentes también son obra de su puño y letra y el decorado, de su alianza con su propia madre, María Cifuentes, que ayer veía emocionada durante el último ensayo cómo se levantaba la idea nacida en la cabeza de su hijo. 

Madres, ambientada en los años 60 del siglo pasado, revela diferentes momentos de la vida de una mujer. Desde la joven que observa con ilusión cómo su madre ultima su vestido de novia hasta Soledad, que sale a la calle orgullosa de la supervivencia de los suyos y de cómo alcanzó la suya propia. Diez actrices de entre veinte y sesenta y cinco años son la carne y la voz de la mujer como colectivo en un espacio rural.
“Quiero contar todo lo que callan y todo lo que lloran. Madres es un alegato a la verdad de la mujer”, dice para explicar una obra nacida de la admiración hacia las que conformaron su vida.