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lunes, 13 de agosto de 2012

Noticia Ideal de Jaén:Jaén, un paraíso descuidado


A que huele Jaén en verano? ¿A sol, a turistas, a descanso, a huida, a silencio..?. Adormilada en cuanto al trajín de jienenses que acuden a trabajar, es más tranquila para los pocos turistas que eligen la ciudad a pesar de los cerca de cuarenta grados que se respiran a diario y quizá mal momento para visitar algunos de los puntos de interés de la Capital Mundial del Aceite de Oliva.

El Castillo de Santa Catalina se presenta como la corona de la ciudad, en la cumbre del cerro que le da nombre, domina el paisaje de manera emblemática. Es una de las joyas para cualquier turista que acude a Jaén, aunque el día que se hizo este reportaje (un día de la pasada semana) tan solo «fue visitado por 10 personas, la mayoría de ellas de Barcelona», explicó el responsable de las instalaciones, recordando que no tuvieron que pagar ningún precio para entrar, aspecto que cambiará a partir de septiembre cuando entre en vigor la tarifa, aunque simbólica, de 0,50 euros la visita.

A la entrada, tras el saludo del caballero de hierro, el visitante puede contemplar los restos medievales de su interior, actualmente bastante descuidados con algunas piedras levantadas del suelo y muchas plantas que impiden que se pueda contemplar el castillo como debería. La mayoría de las instalaciones que engloba el gran Castillo de Santa Catalina se encuentran cerradas, como por ejemplo las mazmorras, la Torre de la Vela y de la Guardia a causa de las obras, y la Torre de Albarana; el santuario de la copatrona si se encuentra abierto al público.

Los alrededores y la zona de la antigua muralla están cubiertos de restos de utensilios para comer ya sean platos, papel de aluminio, servilletas o tenedores, y sobre todo colillas, esas pequeños restos de un vicio que se cuelan por doquier. Además, los simuladores de la vida en el castillo, que emitían sonidos de tropas y caballos no funcionan actualmente; están ahí, abandonados, al igual que el gran castillo que parece un caballero olvidado.

Con destino a la cruz nos encontramos con un largo camino empedrado, que se alza sobre uno de los extremos del cerro en el que los paneles indicadores se vuelven gratifis, donde no faltan las frases hechas y los nombres. La Cruz, inigualable a cualquier otro punto de Jaén, se encuentra bajo un sol abrasador, dejando a la vista del turista las numerosas declaraciones de amor. Ante ello, no hay visitante que se resista a hacerse una foto abrazado al monumento, y dejar impreso allí un recuerdo o bien sellar un candado y arrojar la llave al precipicio.

Baños Árabes

Y tras el Castillo de Santa Catalina, es el turno de los Baños Árabes Palacio de Villardompardo, otro de los puntos de interés de la capital que se encuentra cerrado por obras, en principio hasta finales de año, así como la iglesia de San Andrés, de la Magdalena y San Bartolomé que solo están abiertas para algunas misas.

De camino a la Catedral, también hay tiempo para el descanso en las pequeñas tiendas típicas como 'La Pilarica' donde encontrará golosinas o en las amplias terrazas de las cafeterías que se ubican en la calle Bernabé Soriano. Los alrededores de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción se encuentran en perfectas condiciones, la limpieza y el calor son los únicos acompañantes de la zona en verano. La plaza de Santa María se abre inmensa ante los turistas para que puedan contemplar la fachada de la Catedral, aunque deja mucho que desear el abandono de las pequeñas fuentes instaladas en el suelo. La gran Catedral es el monumento más importante de la provincia de Jaén, un edificio que asombra por su belleza y su singularidad. «Este monumento es visitado por unas 80 ó 90 personas al día durante la época de verano, mientras que el resto del año acuden muchas más», apuntó Loli Santiago, encargada de la entrada de la Catedral. Asimismo manifestó que no se han reducido mucho las visitas con la crisis, a pesar de que ahora hay que pagar por el acceso: cinco euros la entrada individual, tres euros en grupo, dos euros los jubilados y 1,50 euros los niños. «Los visitantes suelen llevarse de recuerdo postales y libros, a pesar de la variedad de souvenirs que tenemos», aseguró Santiago.

«El mes de julio ha sido mucho mejor que el del año pasado», afirmó Pedro Sanz de la Oficina de Turismo de Jaén. Y es que la capital en verano es un espacio dormido a pesar de que «en agosto acuden muchos turistas y los hosteleros deben tenerlo en cuenta por las dificultades con las que se encuentran a la hora de encontrar un restaurante abierto», manifestó Sanz.

La tendencia en Jaén es la visita de personas individuales o parejas, mientras que los grupos no son muy usuales, así como que «los visitantes están un día o como mucho un fin de semana», resaltó Sanz. Y es que según la Oficina de Turismo de Jaén, las visitas que ha recibido la ciudad son de carácter cultural con un poder adquisitivo alto. «Anteriormente nos pedían información de buenos restaurantes, mientras que ahora los turistas quieren informarse sobre bares de tapas típicos de Jaén», subrayó Sanz.

Asimismo el merchandaising de la ciudad tampoco se encuentra en una buena situación, pues a penas hay alguna que otra tienda en la que comprar un pequeño recuerdo de la ciudad y «eso se echa de menos», apuntó Sanz. Aunque realmente el producto más característico es el aceite, «y tampoco hay tiendas que ofrezcan jugo de la capital», manifestó Sanz, admitiendo que cuando algunos turistas les preguntan que donde pueden adquirirlo «se ven obligados a mandarles al Corte Inglés o Carrefour», asintió. «Y es que la gente que viene a Jaén está receptiva, llega con ganas de comprar», aseguró Sanz.

Tascas
Antonio Peláez es dueño del restaurante 'La Peña Flamenca' y apuntó que hay más gente en la capital durante la semana que sábados y domingos, que es «cuando los jienenses se van a la playa o a los pueblos cercanos. Asimismo subrayó que el turismo se ha reducido «y años atrás se notaba la mayor afluencia de visitante en agosto». Aseguró que una de las reglas de su negocio es que los camareros hagan disfrutar al comensal durante su estancia, «para lo cual también hemos instalado aspersores en la terraza contra el intenso calor». Los platos más típicos del turista suelen ser el rabo de toro o la pipirrana y el salmorejo en verano, «todo ello casero», aunque en estos tiempos «se opta mucho más por la tapa», afirmó Peláez.