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viernes, 10 de junio de 2011

Cinco miradas al mundo ibero

La cultura ibera constituye una de las etapas más largas de la historia de Andalucía. No obstante, pese a sus numerosos vestigios, ha sido una gran desconocida e ignorada a conciencia, hasta el punto de que, en su día, se puso en duda el origen ibero de la Dama de Elche. Hoy, la cosa es bien distinta.

Sólo en las últimas décadas, a raíz de los numerosos hallazgos arqueológicos, en los que la provincia de Jaén ocupa un lugar de privilegio, y gracias a la labor de los investigadores, el mundo ibero ha empezado a arrojar luz sobre su auténtica esencia y a desvelar sus claves. Y, pese a ello, es más lo que se desconoce que lo que se sabe. Estas nuevas páginas de la historia se deben a yacimientos arqueológicos como los de Baza (Granada), o los jiennenses de Cerrillo Blanco, en Porcuna; El Pajarillo, en Huelma; Puente Tablas, en Jaén; Piquía, en Arjona; Cerro Maquiz, en Mengíbar, o Toya, en Quesada, entre otros enclaves.

El Centro de Estudios Andaluces de la Consejería de Presidencia dedica el número 32 de su revista “Andalucía en la Historia”, de forma monográfica, al mundo ibero, con el título Iberos, 600 años de historia. Un interesante dossier que lo coordina el profesor José Luis Chicharro Chamorro, consejero del Instituto de Estudios Giennenses y ex director del Museo Provincial de Jaén. Aborda la presencia de los iberos en tierras andaluzas de la mano de cinco autores de reconocido prestigio: Arturo Ruiz, director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica ubicado en la Universidad de Jaén; Fernando Quesada Sanz, de la Universidad Autónoma de Madrid; Teresa Chapa Brunet, de la Complutense; Juan Blázquez Pérez, de la Autónoma de Madrid, y el escritor de Arjona Juan Eslava Galán.

El dossier se cierra con un artículo de la arquitecta Loreto Camacho Almansa, que da las claves del que será el Museo de Arte Ibero de Jaén, que se encuentra en construcción en el solar de la vieja prisión provincial.

El pueblo ibero lo formaba un conjunto de comunidades tribales que desarrollaron una cultura propia hasta que fue asimilado por el Imperio Romano, que cambió el nombre de Iberia por el de Hispania, e hizo de ella una provincia romana y la impregnó de “pax”, gloria, filosofía y derecho. No obstante, la presencia de los iberos supone una de las etapas más largas de la historia de Andalucía, y es una de las culturas que más huellas arqueológicas y organizativas ha dejado sobre el territorio andaluz.

La revista analiza el modo de vida, el urbanismo, la organización social y los elementos definitorios de aquellas comunidades principescas prerromanas.